Daniel McGeever, un gran músico comprometido con la razón y las bonitas canciones en su nuevo disco  “Spirals” 

Han pasado más de cinco años desde que el multi instrumentista, cantante y compositor escocés, Daniel McGeever nos embelesará con su primer álbum editado en 2017 por You are The Cosmos. Un disco preciosista a base de cautivadoras melodías en el que trataba sobre el amor en todo su esplendor. Este pasado 2023 volvía a la actualidad discográfica con un nuevo trabajo titulado “Spirals”, editado por el mencionado sello zaragozano más los alicantinos Pretty Olivia records. Un trabajo igualmente conmovedor con diez impecables canciones en las que se expanden una sucesión de planteamientos existenciales sobre la verdad y la mentira de la vida, entre recuerdos, sueños e ilusiones. Todo aquello que, de un modo u otro, nos ayuda a encaminar esos proyectos que emprendemos para ser mejores personas. Sus letras resultan casi producto de una espiral psicoanalista a base de preguntas envueltas de bellas melodías, arreglos imaginativos y ritmos consistentes con los que da un paso más allá en su imaginario artístico. Un trabajo que le confirma como uno de los mejores músicos actuales de pop, desde la humildad personal y la enorme riqueza creativa de su obra. Parafraseando la letra de su primera canción, Daniel es un hombre comprometido con la razón y con las canciones bonitas.

Trayectoria

Procedente de Portobello, Edimburgo, Escocia, Daniel McGeever formó parte como  guitarrista y vocalista del grupo de pop The Wellgreen, así como de la banda Delta Mainline. Habitual de los pubs de Edimburgo y Glasgow, debutó con el disco «Cross The Water» con 11  sensacionales canciones de vínculos amorosos. El disco fue editado a finales de 2017 por You are the Cosmos y puedes leer una reseña en Magic Pop.

Daniel McGeever

Su segundo álbum fue grabado, diseñado y mezclado en Gemtown, Falkirk. Los temas “St. Johns” y “Damned” se  grabaron en The Slate Room, Pencaitland. También hubo grabaciones adicionales en The Barne Studio, Clydebank y en la casa de Daniel, la casa de Ali, la casa de Dave, la casa de Stu y la casa de David. Lewis Wilson se encargó de los detalles técnicos y la mezcla; Jim Lang de la masterización.  Daniel es el autor de todos los temas. Canta y toca el piano, teclados, sintetizador, guitarras, bajo, batería, Glockenspiel, etc… Ha contado con la colaboración puntual de Lavinia Blackwall en los coros, al bajo David McAulay, Ewan Gibson y Lewis Wilson; al cello, Corrinna Patterson; a la batería Cammy Sinclair, James Alexander; a la percusión y “sinte”, Stu Kidd; a la guitarra eléctrica Jon Mackenzie y Ali Chisholm (también sintetizador); al pedal Steel, lap Steel y eléctrica, Owen Nicholson; al piano eléctrico, Andy Barbour;  al harpa, Dara Watson; al saxo, Dave Towers; y al violín Roddy Neilson y Tim Vincent-Smith.  La obra de la portada es de Graham Gordon.  Se incluyen fotos de Douglas J May y Stuart Stott.

Las canciones

Daniel McGeever

El disco se abre con “Man Commits To Reason” en la que nos cuenta que “Podría haber sido una novela, una historia o un poema. Soy un hombre. Podría haber sido una sinfonía, una canción o un tono. Soy un hombre comprometido con la razón. Intentaré hacer todo lo que pueda, lo mejor que pueda”. Con estremecedor arranque de piano, canta Daniel con un poderío y una pasión desbordante esta, la primera de las maravillosas melodías  de este fenomenal disco. No falta un precioso pasaje de violín más cello, y aportaciones geniales de Steel guitarra. Prosigue con “Thinking Shoes”  en la que nos explica que “Di un paseo por la casa del arrepentimiento. Sólo para estar seguro de dónde vengo. Y prometí que nunca olvidaría…Seguí mi camino por el camino de los recuerdos tratando de abrirme paso a patadas a través de sus puertas de vidrio rotas…Hola, no tengas miedo. Tráete tus zapatos para pensar. Si los usas, la imaginación se desmadra y no puedes perder”. Con sublime combinación rítmica y melódica nos regala un estupendo tema de pop juguetón con arreglos precisos que envuelven la conmovedora voz de Daniel. Le sucede “Lyrics For The Lovers”  cantando: “Desde el día en que nuestras vidas comenzaron, todos hemos tenido la necesidad de ser queridos por un alma afín. Podría ser alguien que conoces o alguien que aparece de la nada. Aunque estos tiempos son difíciles, paso mis días pensando y soñando. Oh cariño, me haces vivir la vida que amo y amar la vida que vivo”.  En este caso nos ofrece, tras una envolvente entrada coral, otra exhibición de poderío melódico que pone los pelos de punta, entre guitarras imaginativas, estribillo luminoso, y acompañamiento preciso de batería más bajo.

Artwork del disco. Foto: Stuart Scott

Continúa mediante “Odeon”  donde se plantea “Revelar la verdad o forzar una mentira. Emociones demasiado difíciles de describir. Para enfrentarte a ti mismo o esconderte…Leyes universales que no podemos definir. Cuando sentimos lo mismo en diferentes momentos, nuestros corazones siguen adelante y dejan atrás lazos rotos. Las personas pueden cambiar, como cambian las estaciones. Quizás te preguntes ¿qué he hecho?, llévame de vuelta, Odeón”.  Con marcialidad británica, a ritmo de piano y percusión, con golpes de efecto varios que lo entroncan con lo lisérgico, crece el tema hasta lo estratosférico entre  movimientos sinuosos de teclados y sintetizadores más coros, con arpegios de piano y dosis finales de dulzura. Y por supuesto, la proverbial voz de Daniel.  El siguiente tema es “Telephone Ring”, con breve poesía: “Llamando y no hay nadie en casa, llamando y nadie contesta. Suena el teléfono…no digo nada”.  Cello y piano crean un espacio sonoro conmovedor sobre el que la voz resulta sumamente sobrecogedora con descarga final de eléctrica. Acaba la cara con “Having Words With God” en la que se pregunta “Cómo tu memoria perdura después de que te hayas ido. Te relajas y me preguntas ¿estás pasando un buen rato?. Suspiro y respondo el placer ha sido todo mío… Cierra la puerta, cruza la línea, para nunca volver. No mires atrás…cuerpos entrelazados, hablando con Dios. Tal vez Él solo ve lo que nosotros vemos, mientras estábamos creando recuerdos”. Final de cara con otra bella canción de pop en la que, desde la guitarra a la percusión pasando por la voz principal y el piano más coros, todo resulta muy bien compenetrado alcanzando cotas exquisitas mediante crescendos fascinantes.   

Daniel McGeever

La B arranca con “She’s Got It All” donde relata que “Ella lo tiene todo. No me dejes ir, justo ahora cuando empezaba a conocerte, cuando estaba empezando a mostrarte mi verdadero yo…ella lo tiene todo y nada que perder”. Otro temazo con tremenda disposición de encantadora voz, falsete incluido, más piano y detalles de cuerda. Sigue con “Rise And Fall”  donde reconoce que “He sido bendecido con la voz de un ángel pero la mayoría de las veces no tengo nada que decir, y empecé a hablar con la lengua del diablo… Es difícil saber si tengo razón o estoy equivocado. Conocí a mi unicornio en un ascensor. Dijo que iba al piso 99. Encontré la respuesta en un hermoso momento, pero ese momento se fue. Estoy en la línea entre el éxito y el fracaso. Me confundo con lo que intento decir….los reinos suben y caen”.  Pues eso, una voz angelical bien respaldada por una conjunción de detalles instrumentales arreglados al más mínimo detalle para ensalzar la grandiosa melodía principal de pop poderoso a muy buen ritmo, entre guitarras glam con solo abrasivo y piano de R&B. Llegamos a “St. Johns” en la que nos enteramos que “Una vez soñé con un unicornio, pero como un sueño lejano disuelto en el amanecer. Aunque te busque, te fuiste. Una vez me vi frente a mí, traté de enfrentar la realidad. Mi vista estaba cegada y no podía ver las eventualidades del mañana…ahora estoy de vuelta al lugar donde nos besamos por primera vez. Cómo fue, te juro que no sentí nada igual.  Todo lo que podría ser a veces puede parecer negligente y mirar atrás contradice el mañana. ¿Cuánto tiempo quieres ser amado?”.  Atmosféricas figuras sonoras dibujadas por la cuerda, la guitarra, el piano, los teclados, el sintetizador, y el saxo arropan a la gran voz principal que nos deleita con este himno que oscila entre lo mágico y lo sentimental creando un espacio vital lisérgico con final sorpresa a medio camino entre el popsike y el soul.

Daniel McGeever

Va cerrando con “Damned”  reconociendo que “Últimamente no duermo tan bien. Los sueños me han mantenido despierto. He tenido demasiados. Atrapado en mi mente como en la máscara de un actor. Tantas preguntas y demasiado miedo para hacerlas. ¿Dónde está el futuro que estamos  construyendo? ¿Cuándo sabrás si todavía vale la pena luchar por ello?. Estoy condenado si lo hago como si no”.  Otro tempo parsimonioso que va a atraparte de principio a fin con esos juegos instrumentales tan comedidos pero precisos a base de piano y percusión llevando en volandas a esa enorme voz solista, entre curiosos cambios de estructura. El último corte del disco es “Lullaby” en la que deja claro que “No quiero saber cómo viviríamos sin amor. Canción de cuna, que tus sueños se hagan realidad. Canción de cuna todos los días mientras te levantas”.  Suave, aterciopelada y de una belleza inconmensurable, cierra el disco esta “nana” para corazones solitarios con una combinación estelar de percusión, piano, cuerda y voz, qué voz… elevándose hasta el infinito.   

En estos tiempos difíciles, no quiero saber cómo viviríamos sin su música

Reflexión final

Daniel McGeever tocando en París

Daniel McGeever dedica este disco a todos los unicornios del universo y les nombra en dos de las canciones, bien sea mediante encuentros fortuitos o producto de sus sueños. De hecho, la portada de Graham Gordon conecta con el mundo de estos seres mitológicos. El mito del unicornio ejemplifica la esperanza. Simboliza la fuerza que todos buscamos y la pureza a la que recurrimos para agregar luz a la humanidad. Ese disco, titulado “Spirals” nos sitúa en esa búsqueda de respuestas vitales por un camino que transcurre en espiral, entre momentos de soledad, sueños, recuerdos, preguntas sobre el amor y la razón, hablando con Dios o usando el lenguaje del Diablo.  Las canciones esconden un cúmulo de situaciones existenciales a base de unas cuantas preguntas, sin desperdicio alguno, que toda persona sensible se habrá hecho alguna vez en la vida. Todas ellas envueltas en melodías y ritmos conmovedores, con la preciosa voz de Daniel y con una compenetración instrumental tan cautivadora como original. En algunas de sus creaciones, Daniel nos confiesa que ha tenido demasiados sueños mientras se enfrentaba a la realidad en esa línea entre el éxito y el fracaso. Como bien dice, todos y todas tenemos la necesidad de ser amados, y canciones como las suyas nos hacen “vivir la vida que amo y amar la vida que vivo”. Por todo ello, en estos tiempos difíciles que nos toca soportar, no quiero ni por asomo saber cómo viviríamos sin su música.

Nota: Puedes escuchar las canciones en el bandcamp de Pretty Olivia Records y adquirir también una copia en You Are The Cosmos.

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