Aquellos melómanos a los que nos gusta el rock and roll, escuchamos diariamente mucha música entre novedades y reediciones. Los discos, con sus imprescindibles canciones entendidas como fundamentos creativos irrenunciables, pueden gustarnos y convencernos, o en su defecto dejarnos indiferentes o incluso generarnos un rechazo sin paliativos. Todo ello bajo múltiples criterios selectivos y personales que interrelacionan la afinidad cultural, el estado de ánimo, o las expectativas previas producto de nuestra experiencia que, en ocasiones, resulta demasiado exigente por ortodoxa y en otras innecesariamente benévola por pleitesía. Aunque hay quien defiende que la primera escucha es la que cuenta, existen obras maestras que conllevan un periodo de adaptación al universo creativo de sus autores. Son álbumes que nos permiten creer firmemente en la existencia de la perfección, ese estado imaginativo y mágico al que el oyente llega tras tomarse el tiempo necesario para asimilarlo. No estoy diciendo que el disco pase del menos cero al mil ganando enteros por las buenas. No. Me refiero a que ese álbum, que ya desde un principio nos encanta, llega a atraparnos sin remisión en sus redes emocionales y artísticas. Y es ahí, en ese momento único donde culmina el proceso de comunicación, que uno no puede más que sentirse entre anonadado y extasiado como parte implicada sensiblemente en discos tan fascinantes como este “Take Time To Wonder In A Whirling World” que los galeses Soft Hearted Scientists sacaron en Cd en 2007 y que el sello You Are The Cosmos, ha reeditado este 2018 en vinilo con un Cd de regalo.
Trayectoria
Soft Hearted Scientists comenzó siendo un proyecto de Nathan Hall y Dylan Line, a las guitarras acústicas y sintetizadores en el año 2001. Pensaron en formar una banda psicodélica tras la experiencia de colaborar en una compañía de mimos ambulantes especializada en espectáculos medievales cuando ésta pasó primero por la aldea de Dylan en Shropshire, y luego, dos semanas después, por Cardiff. Tras un tiempo de dedicación a las artes escénicas, grabaron unas 4 demos en cassettes que llamaron la atención del DJ de BBC Wales, Adam Walton, y John Rostron del sello My Kung Fu quien se ofreció a lanzar sus primeros Ep’s, recopilados en 2005 con el título de “Uncanny Tales From The Everyday Undergrowth” . Ya en 2007 sacan en Cd el disco “Take Time To Wonder In A Whirling World” con Hall a la voz, guitarras, teclados; Line a los teclados, guitarras, coros; Mike Bailey al bajo; y Paul Jones a la guitarra acústica de 12 cuerdas, banjo, teclados y mandolina. Spencer Garry aka Spencer Segelov se encargó de la batería. El grupo ha lanzado hasta el momento unos cuantos álbumes más: “Wandermoon “ (The Hip Replacement 2011) con Frank Naughton a la batería quien también toca en el siguiente “False Lights (Hip Rep 2013). Le siguió el doble Cd “The Slow Cyclone” (Hip Rep 2014), reeditan el recopilatorio de los primeros Ep’s, “Uncanny Tales From The Everyday Undergrowth – The Demos – When Demo Disgs Go Bad (Fruits de Mer 2016) y el doble cd “Golden Omens” (The Hip Replacement 2016). Nathan Hall grabó en 2017 acompañado por The Sinister Locals un disco llamado “Effigies” con Bailey y Naughton.
El disco “Take Time To Wonder In A Whirling World” fue grabado y mezclado en el mes de agosto de 2007 en Ty Drwg, Cardiff, y Fliskin manor, Bristol, por Gaz Williams y Frank Naughton. La foto y el diseño son de Jon Clee. Todas las canciones son de la banda y las letras de Nathan Hall menos “Hawthorn» que es de Dylan Line y de origen tradicional. La reedición de 2018 en vinilo a cargo del sello You are The Cosmos contiene un carpeta interior con los datos y las letras de las canciones, más un cd en digital con el tema “The Caterpillar Song” de Frank Naughton que faltaba en el vinilo.
Las canciones
Las canciones de este álbum, según se recoge en la carpeta interior del disco contienen, entre otros aspectos “alegría con cautela, amargura, agradecimiento, sabiduría, una legión de fobias modernas, entre paisajes hermosos y un desafío vital al paso del tiempo entre recuerdos llenos de prototipos, amor y perspectiva”. Arranca con “The A470 Song”, tema que genera un interés inusitado con sus efectos y sus arpegios de guitarras más los hipnóticos detalles vocales. El crescendo te absorbe en una espiral lisérgica.
Le sigue “I Wanted You”, con sus amables acústicas, su ritmo envolvente y su marcado carácter cariñoso dando forma a esa melodía tan enternecedora mediante juegos corales fantásticos. Continúa con “Light Years To Nothing”, fascinante canción que aúna detalles pastorales y efectos estratosféricos con unos arreglos absolutamente brillantes. Llegamos a “Siberia”, canción enigmática que se expande entre llanuras imaginarias con riffs conmovedores de guitarras, mandolina y bajo, una voz que pone los pelos de punta entre coros majestuosos y un amplio abanico de efectos con teclados que aportan una visión gélida muy enriquecedora. Se cierra la cara A con “Meet Me At The Milky Way”, de nuevo con sus coros grandiosos, combinados con fraseos de bajo, percusión y punteos de banjo. Toda una maravilla sonora instrumental que genera una confortable aurea celestial.
Empieza la cara B con “Rockford’s Return”, y ese reloj de cuco tras el que emerge una banda lisérgica con acordes de guitarra reverberando, teclados generando una ambientación poderosa y una percusión marcando un tempo absorbente que te envuelve y te invita a un movimiento gravitacional bailable que incluso nos recuerda al sonido “Madchester” más introspectivo . Prosigue con “Eyes”, canción de pulsaciones juguetonas, de popsike soleado, con teclados emotivos, punteos de guitarra, y esa capacidad natural de generar intensidades con una facilidad pasmosa mediante melodías encantadoras que crecen hasta alcanzar cotas soberbias. Seguidamente escuchamos “I’ll Be Happy, I’ll Be Sleeping”, otro tema sin parangón ren el que la banda se muestra especialmente inspirada para generar sonoridades arrebatadoras mediante sencillos acompañamientos de acústica, banjo, y otros instrumentos que permiten saborear la melodía principal en toda su plenitud. Es el turno ahora de “Hawthorn”, corte introspectivo en la mejor tradición folk británica que va abriendo puertas del alma por las que emergen detalles instrumentales varios que redondean la canción.
En el cd oímos “The Caterpillar Song”, canción con sonido de flauta, arpegios de marcado carácter sentimental y el suave recitado que se combina con matices enternecedores procurados por escalas de teclados, percusión perseverante, “diminuendos” y un “crescendo” final descomunal con solos de guitarra, apoyada por órgano, alteraciones y batería más bajo, que ponen los pelos como escarpias y te sitúan en otra dimensión de la realidad circundante. Finaliza el disco con “Drops In The Ocean”, la última de las excelencias de este álbum, en la que la banda recurre a su faceta más pasional con ese leve sonido de una gota cayendo en una superficie acuosa, que se entrelaza con la batería seguida por la guitarra acústica, los teclados armonizando, y la guitarra eléctrica punteando con calma. Juntos arropan a la voz principal desgranando una melodía que, como poco, resulta encantadora por si misma. No faltan juegos de canon con varios motivos corales que la engrandecen hasta llegar a los compases finales en los que una amalgama de exquisiteces ponen punto final a esta auténtica obra maestra que se pierde en el infinito mientras oímos, de nuevo, cómo cae esa lágrima en el océano.
Reflexión final
Al final, de psicodelia acaba brotando una para cada grupo, como si fuera una seta de temporada, siempre y cuando se pueda asociar a adjetivos como “hipnótica” y “lisérgica”. Por tanto no se crea, más bien se percibe. Hoy en día, es una etiqueta recurrente y se me ocurre pensar que tiempo atrás llegó a menospreciarse más bien por sus múltiples formas evolutivas como el rock progresivo, el sinfónico o más recientemente el “post-rock”. No voy a extenderme con ningún tratado sobre el rock lisérgico, el acid folk o el popsike, pero sí que sería de desear que, quien proceda, fuera un poco menos atrevido y supiera diferenciar proyectos verdaderamente interesantes como éste que nos ocupa de otros prescindibles a base de un mejunje repetitivo de ruiditos varios copiando malamente los ritmos de los Can y las melodías de Pink Floyd, haciendo mortero con paletadas de shoegaze. Dicho esto, no se me ocurre mejor forma de entender la psicodelia, que discos como este “Take Time To Wonder In A Whirling World”, sensacional álbum de los galeses Soft Hearted Scientist y “cumbre psicodélica de lo que llevamos de siglo” opinión, que subscribimos, del responsable del sello You Are The Cosmos quien lo ha reeditado en vinilo. Sus canciones tienen todo lo necesario para generar una percepción lisérgica, una explosión sensorial que traslada al oyente a un mundo mágico en el que tienen cabida referentes sixties, el folk y el pop tratados de forma muy original armonizando melodías maravillosas que orbitarán en tu psique generando una experiencia única e inolvidable.
Nota: Puedes adquirir una copia del vinilo, en edición limitada de tan solo 450 copias más Cd incluido, en la web de You Are The Cosmos