En la senda del pop imaginativo, nos atrae la poderosa microgravedad de The Seasongs y sus  “Doce Lunas”    

Tras más de veinte años de intensa trayectoria, The Seasongs nos ofrecen su nuevo disco, “Doce Lunas”, editado por Lucinda records. Con el título se refieren no solo al número de canciones del álbum, sino también a la creación de un espacio imaginario tan personal: un cosmos musical, visual y lírico concebido durante todos este tiempo, con la ayuda inestimable en el artwork de Óscar Herrero y, en el apartado sonoro, de Pepe Bermejo. Canciones redondas de melodías fascinantes y ritmos decisivos en las que se nota una inventiva muy original que convence y apasiona mediante una interpretación bien conjuntada. Tomando como referencia algunas de sus letras, la suya es una obra muy imaginativa que crece en la oscuridad transitando por una senda sin dueño, conectando recuerdos, rozando ya la perfección absoluta más allá de lo conocido y generando una microgravedad para esquivar los meteoritos de la mediocridad cotidiana.    

Trayectoria

The Seasongs son un trío formado en Madrid en el año 2003 tras un proyecto de “garage” de 2000 llamado Piso99. Sus miembros son actualmente Óscar Granero (voz principal y coros, guitarras, piano), Carlos L. Vigara (bajo, trompeta, voz ocasional) y a la batería, Gabriel Altuve. Desde sus inicios han tenido varios bateristas: Ramón Mejía, Carlos Sánchez, Carlos Hens y Jaime Bará. También fue cofundadora de la banda Yani Martinelli quien estuvo hasta mediados de 2005 y después siguió con su proyecto en solitario.

The Seasongs. Foto: Paula Aparisi

Su discografía se inicia con cuatro EPs autoeditados en los años 2003, 2005, 2006 y 2009. Algunos de su temas han aparecido en recopilatorios como los de  Bon Vivant Records. Los dos primeros EPs fueron grabados por Carlos Torero en los estudios Rock Soul, y los dos últimos en los estudios Sónica de Madrid con Ramón Moreira (Ginferno) como técnico de sonido. Con el primero, titulado  «The Seasongs», llegaron a ser finalistas del concurso 5euros.com del sello Rock Indiana. Mediante el tercero, llamado «My turn», también llegarían a ser finalistas del concurso de bandas de Radio Utopía de 2007, y con el EP, «When I call her name», se subieron a tocar en el escenario del Cavern Club de Liverpool en la edición de 2010 del festival de música IPO. Volverían en los siguientes años hasta este 2019 en el que contaron con una colaboración puntual de Jeremy Morris a la guitarra. En 2012 editaban su primer álbum con el título de “Out Of The City”. Su segundo trabajo llevaría por título “Buscando el Sol” (2015) y fue editado por Clifford Records.  El tercer  álbum “Días y Noches” 10″  (2017) salió de nuevo con Clifford. Puedes leer más datos de esos discos en Magic Pop.

Recientemente han participado en el CD recopilatorio que Rock Indiana,ha lanzado en conmemoración de su 30 aniversario. Aportan una versión de The Gurus , «Bye bye love», grabada con Carlos Ashworth y mezclada así como masterizada por él, con un toque mágico de su sitar.

El disco «Doce Lunas» fue grabado por Óscar Granero (voz principal, coros, guitarras eléctricas y acústicas, e-bow, teclados, banjo bluegrass, armónica, percusiones, compositor de todos los temas menos los que canta y ha compuesto Carlos), más Carlos L. Vigara (voz principal en las canciones 4, 7 y 10, de las que es autor, bajos, trompetas, teclados, percusiones) y Gabriel Altuve (batería, coros, percusiones). Grabado y mezclado por Pepe Bermejo en los estudios Village Green de Madrid entre 2022 y 2023, fue masterizado por Javier Roldón en los estudios Vacuum Mastering (Zaragoza) en 2023. Producido por The Seasongs y Pepe Bermejo, el dibujo de la portada es de Óscar Herrero

Las canciones

El disco arranca con “En la oscuridad” donde “…una luz creció, me dejé llevar por senderos desiertos…todo puede ser dulce como sus huesos”. Sensacional comienzo a medio camino del powerpop, el popsike y los sonidos sixties españoles con una preciosa melodía muy bien cantada y arropada por coros. A destacar la conjunción rítmica y esos cambios de estructura que dinamizan el corte con el primero de los solos, enternecedor, de guitarra. Prosigue con “Dónde se fue la luz” en la que nos explican que “hoy claramente estoy en el infierno, quiero salir pero no puedo, quiero vivir, se acabó el tiempo. ¿Dónde se fue la luz, dónde se fue mi juventud?”. En este caso nos cautivan con punteos de guitarra acústicos seguidos de distorsión con la que nos atrapan mediante un recorrido seguro de crepitantes recursos que nos invita a la reflexión existencial entre golpes de efecto. Le sucede “El mar de los contornos” en la que cantan: “Mientras bebo sin parar, sentado en un bar, estoy con todos, al tiempo que tú vas llevando el compás de los insomnios. Sin saber qué encontrar, lo que buscas al amor es un incendio”. De nuevo, nos acongojan con otra fascinante creación de pop con aires folk y psicodélicas que aportan genialidades a la dulzura introspectiva que transmite. Continúa con “Microgravedad”,  “un espacio de microgravedad para poder estacionar donde siempre podamos esquivar los meteoritos que vendrán mientras podamos flotar…nuestra nave se prepara para atravesar una línea, en el cosmos, espacio temporal”. Canción demodelora de punk pop, con una extraordinaria combinación de bajo, batería y guitarra más voz con una entrega absoluta. No faltan sorpresas como ese espacio atmosférico que rompe el esquema principal para arremeter de nuevo con toda la fuerza posible, incluidos unos compases lisérgicos con notable presencia de bajo y efectos sonoros.   

The Seasongs. Foto: Paula Aparisi

Se preguntan ¿Te acuerdas de mi? y nos narran sobre la vida de “aquel niño gris cantando en la calle canciones de nadie. Ya no eres tú, aquel narciso cool que vendía el mundo sin pudor. Miro a tus ojos, ya no brilla el fuego en su interior. Solo tienes miedo y un colchón, admítelo”.   Guitarra poderosa, arropada por bajo y batería, da vida a este emocionante corte de rock and roll en el que vuelven a redimensionarse con magníficos resultados en un amplio espectro de estilos. A continuación oímos “El chico del cosmos del portal 10” en la que “creo en mi como nunca antes creí. Veo mil sendas que llevan a ti…montado en un rayo me verás venir”. Furiosa guitarra, entre geniales aportaciones de bajo y batería. Inciden en su vertiente más rockera para reafirmar sus ansias más salvajes y, en este caso, setenteras aunque no falten momentos puntuales de su habitual pop y esos recursos atmosféricos de órgano más fuzz con el que logran un combinado suculento. Nos topamos con “La reina del rock” de la que nos cuentan que “la sutileza en ella es algo innato y su recuerdo es toda una obsesión…Y qué difícil olvidar aquella gran canción. Es la reina del rock, maldita bendición”.  Tras la entrada triunfal de la batería, guitarra y bajo perfilan un tema de punk 77 complementados por la voz principal, creciendo compás a compás, con aguerrido solo de guitarra. Llegamos a “Canción de sol”, canción que explica que “nos conocimos en un cóctel bien organizado por Manel, amanecimos en el parque Güell, jugando al escondite inglés…” Viajaron de la costa brava a Venecia y de allí a Londres donde en Waterloo al atadecer, “fue el momento en que me enamoré perdidamente de tu ser…de Brighton a Benidorm, juntos en cada estación”.  Otra magnífica canción que nos retrotrae la paradisiaca new wave de los 80 con preciosa melodía muy bien cantada, entre sinuosos movimientos rítmicos y órgano con genial solo de guitarra. Van cerrando con “Cada vez que lo intento” en la que relatan que “…me caigo, estoy tan lejos. Pierdo el tiempo y no puedo hacer algo de provecho. Y las preguntas sin respuesta llenan la noche de tormentas. Quiero encontrar un lugar donde la bruma cuide nuestros sueños”. Emotiva canción introspectiva, con otra disposición melódica estremecedora entre magníficos arreglos de guitarra, solo incluido, voz sincera, más sección rítmica, y un agridulce crescendo final.

Le sigue “Se dejaba ganar (parte I)” dejando claro que  “Nunca quisiste vencer y te dejabas coger…nunca quisiste arriesgar y te dejabas ganar… Y renunciarás al romántico viajar… es mejor ser rey en palacio de  confort que corsario tras baúl…Vendiste tu dignidad para dejarte atrapar”. Tema con el recuperan su querencia por el powerpop vibrante y apasionado, con lo mejor del género, entre detalles propios, incluida trompeta en segunda voz coordinada con el resto mediante excelentes arreglos. El penúltimo tema es “Esta pared” sobre esas “almas sueltas van sin dirección por las sendas de mi habitación…no puede ser, quiero romper esta pared. No caben tanto muertos en esta cabeza de papel”. Van cerrando el disco con otra vuelta de tuerca en su amplio bagaje, investigando con resultados abrasivos en el amplio espectro del rock y el pop, flirteando con el post punk mediante un corte oscuro y arrebatador que tiene un final apoteósico. Acaba el disco con “El pozo azul” reafirmando que “estoy pedido con exactitud, malherido, con clavos de cruz…voy cruzando el tiempo y tu voz llena la desolación. Voy sudando el miedo y el hedor es la desesperación”. La última de las doce lunas, con recursos americanos, más banjo y armónica. Un tema sorprendente con el que amplían su, ya de por sí, fascinante equipaje de estilos tratados con un punto referencial propio que les permite crear su propio cosmos musical repleto de lunas, estrellas y planetas.

“Creo en mi como nunca antes creí. Montado en un rayo me verás venir”

The Seasongs

Reflexión final:

The Seasongs. Foto: Paula Aparisi

En una de estas doce lunas del nuevo disco de los Seasongs, cantan: “creo en mi como nunca antes creí. Veo mil sendas que llevan a ti…montado en un rayo me verás venir”. Me parece una frase perfecta para definir su nuevo trabajo porque no me cabe duda alguna que este poderoso trío cree en sí mismo más que nunca y eso se nota mediante este fabuloso nuevo trabajo creativo e interpretativo. Las suyas son canciones que llegan hasta nosotros con una perfecta combinación melódica y rítmica, mediante un excelente sonido y envueltas en otro artwork de preciso y enriquecedor dibujo. Todos estos elementos conforman un haz luminoso que deslumbra por su poder de convicción y emoción. Los temas transmiten, mediante su cuidada poesía, esa inequívoca sensación de claustrofóbica que comportó la pasada pandemia y el consiguiente confinamiento, periodo en que fueron creadas. Aunque, por otra parte, son producto de una necesidad de seguir adelante a la búsqueda de ese espacio de microgravedad, un “romántico viajar” que siempre nos procura su buena música, un lugar donde no está a la venta su dignidad, y en donde reinan a su antojo gracias a ese buen baúl de corsario repleto de magníficas canciones.      

Nota: Puedes escuchar las canciones en el bandcamp donde podrás adquirir una copia del disco.

Deja un comentario